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Salimos mejores: la mayor mentira de la pandemia

Últimamente estoy un poco pesado con la pandemia, pero creo que es normal, teniendo en cuenta que es algo que no había pasado en lo últimos cien años. Supongo que cuando estalle la tercera guerra mundial también hablaré bastante de ella en el blog, suponiendo que pueda hacerlo, claro. Bueno, el caso, que me voy por donde no me llaman: la pandemia y la mayor mentira de todas. Supongo que depende a quién le preguntes, seguro que por ahí hay quien dice que la cifra de muertos es la mayor mentira e incluso que la existencia del virus es una mentira y que todo es un plan de los reptilianos, pero para mí la mayor mentira de toda la pandemia es que vamos a salir más unidos de ella.

Estas imágenes no son de coña e internet está plagado

Creo que entiendo el porqué. Realmente no creo que sea algo demasiado complejo: en tiempos terribles la gente quiere esperanza y en este caso la esperanza viene de la unión de todos. ¿Por qué? Pues porque el problema está totalmente fuera de nuestro control No hay posibilidad de firmar la paz con el virus, lo único que tenemos es capear el temporal lo mejor que podamos. En mi último artículo sobre la pandemia (este), hablaba de como al principio del todo daba la sensación de que el país e incluso el mundo estaba unido contra un enemigo común, pero lo cierto es que pensándolo mejor ya en los primeros meses las cosas dejaban bastante que desear. Recuerdo países robando material sanitario a otros más necesitados pero con menos suerte. Recuero promesas políticas totalmente falsas encaminadas a dar la impresión de que se hacía algo. Y recuerdo a gente agrediendo físicamente a otros solo por estar en la calle (y de eso hay muchos vídeos por redes sociales). Nunca estuvimos realmente unidos, es solo que oír aplausos todos los días a la misma hora daba la sensación de que sí. Y luego claro, las instituciones necesitan contar una historia bonita, una historia de superación de las adversidades y de unión, porque si no se les van a comer electoralmente la próxima vez, aunque no hayan tenido culpa de la pandemia. Salimos más fuertes, decían los periódicos. Estamos venciendo al virus, decía el portavoz oficial del gobierno para estas cosas. Entre todos podemos. Esto nos enseñará que nos necesitamos entre nosotros. Todo humo. Seguimos en mitad de la pandemia y el gobierno no hace más que atizar y recibir puñaladas por la espalda. Los sanitarios han pasado de ser héroes a ser los que tienen la culpa de que no podamos juntarnos más de seis. Ante la más mínima posibilidad de un segundo confinamiento empezaban de nuevo las carreras y las acaparaciones. Realmente nada ha cambiado en el mundo, nada sustancial y ya hemos cumplido un año del primer caso diagnosticado. 

Así abrieron muchos periódicos españoles hacia finales de Mayo

Puede que yo sea demasiado pesimista o puede que no, pero lo cierto es que intentar ver que toda la humanidad iba a cambiar por un solo hecho aislado es de ser ingenuo. Sí, es verdad, la forma de ser y pensar de la gente ha evolucionado a lo largo de los años y siglos y ha habido grandes eventos que han hecho que ocurran cambios drásticos sí, pero raramente ha sido para mejor. La historia de la humanidad es una carrera constante para convertirnos en hijos de puta más grandes cada vez. ¿Es posible cambiar a mejor? Es posible, pero no es el camino que llevamos. Nos damos cabezazos contra el mismo muro una y otra vez y esperamos que haya un resultado diferente. No aprendemos y lo que es peor, no queremos aprender. La misma mosca, el mismo cristal de optimismo e ingenuidad, el mismo resultado. Y es que para intentar solucionar un problema, primero hay que intentar averiguar de dónde viene. Y no, no es la naturaleza humana el ser un hijo de puta, como algunos dicen. Es más, no es la naturaleza humana el ser nada. No tenemos instintos innatos, aprendemos la mayor parte de lo que hacemos y somos. Y eso significa dos cosas: primero, que nos han enseñado a ser cada generación más cabrones y segundo, que se puede solucionar. Pero no se va a solucionar dejando a la historia a su libre albedrío, la propia historia lo demuestra. No vamos a salir mejores y más unidos de una pandemia solo porque haya una pandemia, no. Si salimos mejores y más unidos de algo será porque mucho, todos, la mayoría o al menos algunos están intentando que todos nos unamos y seamos mejores. Pero intentándolo de verdad, no con gestos vacíos y bonitos, no con aplausos en los balcones, no con portadas de periódicos, no. Hay formas de hacerlo, muchas probablemente. Lo primero será que todos podamos vivir sin preocupaciones evitables. Todos con casa, con comida, con sanidad, con educación, con posibilidades de vivir y no solo sobrevivir. Y hay gente que se parte la cara por conseguir esto. Y se la parte contra aquellos que los que hablan de aplausos y salir más fuertes mandan para evitar que se pueda lograr. El mundo no va am mejorar con palabras bonitas, sino con actos, muchos de ellos poco bonitos. Hay que elegir con quién estás, con los que dicen cosas bonitas que no valen de nada o con los que hacen cosas feas que ayudan a mejorar el mundo. 

Todo esto no tenía en ningún momento la intención de ser un artículo realmente serio, es solo que me apetecía soltar un poco de bilis contra lo que considero una mentira de proporciones bíblicas. Alejaos de los que dicen que salimos mejores porque viven en su propio mundo y no tienen idea de lo que ocurre realmente en el mundo. Y si es posible hacerles callar, hacedlo, que será mejor para todos.

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