Ir al contenido principal

El Sáhara Occidental y la vergüenza de un país

Hace un tiempo, unos cuantos años, para ser exactos, descubrí casi por casualidad que en lo que hace años fue una parte de España, el Sáhara Occidental, viven o mejor dicho, sobreviven, el grupo de personas que más años ha tenido la consideración de refugiados por los organismos internacionales. Ese honor lo tienen los saharauis de la antigua provincia del Sáhara Occidental, que en los años setenta fue invadida ilegalmente por Marruecos y cuya invasión continúa activa a día de hoy. Es más, hace apenas pocos días se ha recrudecido. Yo no tengo suficientemente claro de qué va todo esto como para ponerme a hablar de geopolítica y de posibles soluciones (aunque evidentemente la solución está en que Marruecos deje de hacer el imbécil y devuelva su tierra a los saharauis), pero me parece un marco bastante bueno para hablar de un tema que está bastante relacionado: la vergüenza (o desvergüenza) histórica. Y es que, como niño nacido en los noventa y, por tanto, criado en una burbuja de cristal que no ha conseguido aguantar suficiente, me parece increíble que haya tardado tanto tiempo en conocer la situación de las personas saharauis, situación en la que mi país tiene una parte considerable.

Situación actual de la zona

No creo que sea tampoco justo decir que es una verdad escondida por todo el país ni mucho menos, de hecho, recuerdo escuchar como los niños saharauis venían en verano a casas de acogida en España y prácticamente lloraban al ver que solo con girar el grifo tenían disponible todo el agua que quisieran. Esta historia, contada sin ningún tipo de contexto a un niño de diez o doce años lleva a una conclusión lógica: no tienen agua porque viven en África y África es un desierto. Nada de no tienen agua porque viven en condiciones terribles o no tienen agua porque han tenido que marcharse de sus casas. No, simplemente no tienen agua. ¿Era para defender nuestras jóvenes mentes de los horrores del mundo? No me lo quiero creer, porque coincide que por esos mismo años hubo un atentando tremendo en la estación de atocha, con muchos muertos, y recuerdo perfectamente tratar en el colegio con todo lujo de detalles lo que era un atentado, qué significaba, incluso por qué se hacía (aunque siempre llegabas al fanatismo, aquí también ignoraban la política en la que España tenía su parte) Joder, recuerdo incluso hablar de cómo los equipos médicos iban marcando con colores a los heridos y explicarnos que algunas personas estaban vivas aun cuando las marcaban como imposibles de salvar para no malgastar recursos en ellas. Pero nadie me explicó qué es un refugiado. 

Niños refugiados saharauis en España

Todavía hoy en día hay mucha desconexión con ese grupo de personas, que no olvidemos, eran legalmente españolas mientras el Sáhara Occidental era colonia española. Es como si la España europea quisiera olvidarse de que durante un tiempo tuvo un cacho de África como territorio. Borrar el colonialismo de un plumazo. Sin embargo hay otras deudas históricas que se están pagando a día de hoy. Los sefardíes, por ejemplo, pueden si así lo desean conseguir la nacionalidad española sin vivir en España, mientras que los nietos de los que en 1975 eran españoles legalmente tienen que acceder a la nacionalidad por las vías normales. España está intentando arreglar una deuda de hace 500 años cuando el sistema político y la ordenación territorial eran totalmente distintas a las actuales y a la vez ignorando deliberadamente una de hace 45, en la que el actual sistema político constitucional tuvo parte. De hecho, se podría considerar en cierta medida una deuda que el sistema actual tiene por completo, ya que fue Juan Carlos (que entonces todavía no era rey), el que intentó mediar entre Marruecos y España debido a que Franco estaba en coma en el hospital (aunque es verdad que los acuerdos los firmó el gabinete del franquismo). La democracia que estaba por nacer se desentendió totalmente de un referéndum y unos derechos que ciudadanos que pocos años antes habían sido legalmente españoles tenían. Simple y llanamente se abandonó a los saharauis en manos de Marruecos en contra del derecho internacional, el derecho constitucional que se defendía como la panacea y defensor de las libertades y la decencia básica. 

Firma de los acuerdos tripartitos de Madrid

Había dicho que no iba a hablar de geopolítica y aunque ha sido poco, no he podido evitarlo. El Sáhara Occidental es un tema que para la gente de mi generación debería ser un hierro al rojo: no solo es una putada enorme de nuestro país a un montón de gente, también es un tema que se quiere olvidar y que no se explica en ninguna parte pese a la importancia en la historia reciente que tiene. No es solo una deuda de España para con los saharauis, es también una deuda de la generación de la transición con las siguientes generaciones (una más). Olvidar al Sáhara no solo condena a los saharauis a la miseria, cosa que lleva ocurriendo 45 años, también condena a las nuevas generaciones a aceptar la basura de un país construido sobre una ingente montaña de cosas mal hechas y que se tambalea sobre sus horribles cimientos. No creo que sea posible salvar a España, pero si hay una posibilidad, por pequeña que sea, pasa por arreglar el problema del Sáhara como se merece y como se debe. Y después seguir arreglando todos los otros sáharas que nos hemos ido dejando por ahí.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Delibes y reirse de la muerte

Ayer fui al teatro a ver Señora de rojo sobre fondo gris . Puede sonar como una obra indie o alternativa, pero es una adaptación de la novela de Miguel Delibes del mismo nombre. Y aunque las comparaciones sean odiosas, creo que en este caso compararla con Cinco horas con Mario , que casualmente es la última obra que he visto antes que esta es ser bastante justos. Comencemos por el principio. Tanto Señora de rojo sobre fondo gris como Cinco horas con Mario están producidas por la misma compañía, Sabre Producciones y en la adaptación de su guión ha participado José Sámano, siendo también director de la primera. Además, las dos obras tienen un perfil muy similar, ya que ambas son monólogos de personajes que han perdido a su cónyuge recientemente, interpretado el protagonista y único personaje en el caso de Señora de rojo por José Sacristán y por Lola Herrera en el caso de Cinco horas . Ambos, actriz y actor, hacen un papel magnífico, siendo además los personajes del mismo escritor

Votar o no votar: ¿A quién debemos regalar nuestro voto?

¡Elecciones, elecciones! Estamos a menos de un mes de las primeras y por si eso no resultase suficientemente saturador con la precampaña, la campaña, los medios de comunicación con ello todo el día, Cataluña, Venezuela, ignorar lo que hace falta ignorar y todo eso, en Mayo tenemos una triple ración de elecciones (autonómicas, municipales y europeas). Nos esperan dos meses como para irse a vivir a una isla desierta para no votar a nadie.  Imagen sacada de El Sol Ácrata Pero vamos a lo que nos ocupa: la abstención, o mejor dicho, la abstención voluntaria. Yo soy una persona interesada en la política que ha votado siempre que ha tenido ocasión, llegando al punto de solicitar el voto por correo en las últimas generales por no poder votar físicamente el día de las elecciones. No recuerdo exactamente en cuantas elecciones he tenido derecho a voto, al menos en una europeas (en las que voté a Podemos, todos nos equivocamos cuando somos jóvenes), unas generales (las del voto por correo,

Piedras a la policía (el Orgullo vendido al capitalismo I)

El año pasado se cumplieron 50 años de Mayo del 68, el último gran movimiento social occidental (al menos del S. XX). Un año y un mes después se cumplen 50 años de otro movimiento social que sirvió para que muchos y muchas pudieran ser ellos mismos. Este año se cumplen 50 años de Stonewall. No te sorprendas si no te suena porque aquí en España al menos era algo relativamente poco conocido entre los ajenos a la comunidad LGTB, pero Stonewall fue el principio de todo. No tengo intención de sentar cátedra sobre lo que ocurrió allí, sus repercusiones o lo que llevó a ello, basta decir que fue la primera vez que las identidades LGTB se alzaron orgullosas de sí mismas para reclamar un puesto en la sociedad. Fue el origen del Orgullo. El Orgullo, esa fiesta criticada desde los sectores conservadores de la sociedad, que Vox ha querido sacar del centro de Madrid , que para los que nunca han estado y son fácilmente alarmables es básicamente una gigantesca orgía y que ha servido como pla