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La llamada de lo salvaje y la esencia salvaje

Uno de los libros que siempre he querido leer pero que hasta ahora no me había puesto es “La llamada de lo salvaje”, de Jack London. El título era sugerente para mí, pero siempre lo había dejado de lado por otras lecturas. Por fin me he puesto y, como me suele ocurrir con estas cosas, me arrepiento un poco de no haberlo hecho antes. Me ha gustado. Y mucho.

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La edición que he leído
Para quien no lo sepa, la novela trata el viaje de Buck, un perro mestizo que vive en una plantación cálida y tranquila en el sur de EEUU y al que secuestran y venden como perro de trabajo en Canadá. Tras pasar por varias manos, acaba conviviendo con un hombre al que consigue apreciar de verdad y, tras su muerte, rompe definitivamente todos los lazos que le unían a la civilización y vive una vida de salvaje libertad en compañía de una manda de lobos.

Este libro, ya de base, tiene de todo para gustarme: un perro, terreno agreste sin ley y la promesa de libertad. Y es que, durante mucho tiempo, escapar a la naturaleza viviendo una vida autosuficiente ha sido mi plan si las cosas se ponían feas de verdad (aunque admito que no tengo ni idea de cómo hacerlo). De hecho, libros como Walden de Thoreau o experiencias como las del Unabomber (de quién hablé aquí) han alimentado mis fantasías escapistas durante noches y noches.
 
Walden – Errata naturae editores
Portada de Walden
Pero me estoy yendo por las ramas y yo quería hablar de la idea de libertad que presenta el libro y por qué me parece un poco problemática, aunque muy interesante. Y es que hay un capítulo de los primeros, que se llama “La ley del palo y el colmillo” que muestra cómo funciona lo que se supone que es la civilización: quien es capaz de hacer más daño al resto, es el que manda. Y esta es una idea que se repite a lo largo de todo el libro hasta su final, donde se dan dos cambios importantes: primero al encontrar al último de los dueños, que trata a Buck como un igual, demostrando así que es posible una civilización basada en la igualdad y no en el palo y el colmillo y segundo, cuando Buck corre salvaje y asume la esencia de sus antepasados, siendo uno más de la manada.

¿Y por qué la considero algo problemática? Pues porque aunque creo que la ley del palo y el colmillo es tristemente lo que domina nuestra sociedad y también creo que una sociedad basada en la igualdad es posible, no creo que exista una esencia del ser humano, como no creo que exista una esencia salvaje, cosa en lo que el libro y yo diferimos. Y sin una esencia definida del ser humano, no es posible encontrar un estado de armonía en el que vivamos como supuestamente estamos destinados a vivir. La idea que parece querer presentar el libro, o al menos la que yo extraigo, es que bien se viva una vida de penurias, con trabajo agotador y poco alimento o bien se viva de una forma cómoda, respetado, con comida abundante y un trabajo que nos gusta, siempre vamos a tener dentro de nosotros una especie de impulso hacia la libertad que no se sublimará hasta que abandonemos la civilización y volvamos a una vida en un estado salvaje. 
 
Biografia de Jack London
Jack London
Evidentemente el libro lo pone en pensamientos de un perro, pero evidentemente también, es un libro escrito para humanos cuya moraleja es para humanos, por lo que no veo descabellado que Jack London pensase que la libertad salvaje es la verdadera esencia de las personas. Pero, ¿lo es? Yo creo que el hecho de que hallamos pasado de un estado de vida salvaje a una civilización es una buena prueba de que nuestra esencia no es lo salvaje, al igual que el hecho de que tardásemos decenas de miles de años en hacerlo es prueba de que la civilización no lo es tampoco. Porque nada lo es. Y creo que esa es una idea bastante extendida ya (gracias, Sartre) y que ha hecho envejecer algo mal la moraleja del libro (porque está muy bien escrito). Ahora bien, queda una pregunta pendiente, que es a mi parecer bastante interesante respecto a los debates de esta época que nos ha tocado vivir y que se extrae de leer el libro algo más literalmente, y es: ¿tienen los animales una esencia? Y en ese caso, ¿las funciones cerebrales superiores nos han hecho perder esa esencia o ha sido otra cosa?

Yo voy a dar mi respuesta, pero hay que tener en cuenta que soy una persona que no ha estudiado esto desde cerca. Yo creo que no debemos confundir instintos y comportamientos con esencia. Una esencia significa, a mi modo de ver, que algo es fundamentalmente necesario, que existe, no solo por un motivo concreto, si no porque es necesario que exista. Y todo en esta vida es contingente, por lo tanto nada tiene una esencia. Pero vamos, que esa es mi opinión y no una verdad absoluta.

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