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Bojack Horseman: ¡Decide!



Han salido por fin los últimos capítulos de la serie de Bojack Horseman, y es el mejor momento posible para comentarla. Tras los problemas en la producción y una primera mitad de las sexta temporada algo floja, no tenía muchas expectativas sobre cómo iban a conseguir hacer un buen final, pero tras verlo, puedo asegurar que me ha gustado. Como no quiero impedir que nadie la disfrute por sí mismo, voy a escribir hablando de la serie como un todo, sin ningún tipo de spoiler y sin entrar demasiado en lo que es la trama: quiero hablar del espíritu de la serie. 

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Por contextualizar, Bojack, el protagonista, es un hombre con cabeza de caballo (en este universo hay humanos y mezclas antropomorfas conviviendo, lo cual da algunos de los mejores chistes visuales de la serie) que es un parodia bastante evidente del estilo Charlie Sheen. Es un actor que tuvo una serie (familiar) de éxito y que tras el final de esta se ha dedicado a desperdiciar su vida bebiendo y viendo una y otra vez los capítulos que más le gustan. El resto de personajes importantes son Princess Carolyn, la mujer gata agente de Bojack, Todd, el humano que no tiene donde caerse muerto y que no parece que sea capaz de enderezar su vida, MR. Peanutbutter, el hombre perro con una historia similar a la de Bojack pero más exitosa y Diane, que está encargada de escribir las memorias de Bojack. A través de la relación de estos personajes entre sí y con su entorno se va desenvolviendo una trama que gira y da vueltas y más vueltas, que toca temas muy profundos y jodidos y sin miedo a tocarlos en serio. Y siempre con lo mismo en mente, con eso que unas líneas más arriba yo he llamado espíritu: decisiones. 

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Otro aspecto del que hablar de Bojack es cómo la animación sirve al propósito de la historia que se está contando
Todas las tramas de la serie aparecen, tratan o acaban con una decisión transcendental, pequeña o grande, pero que afecta al mundo y a los personajes. Y la serie continuamente se revuelve sobre las decisiones pasadas y cómo estas afectan al presente. ¿Hice bien abandonándome después de acabar la serie? ¿Qué hago para arreglar mi situación? ¿Es esto lo que quiero hacer con mi vida? Y sobre todo, la pregunta fundamental: ¿soy el dueño de mis propias decisiones? Porque sí, la serie trata sobre las decisiones y sus consecuencias, pero también sobre los motivos que llevaron a ellas, sin juzgar a sus propios personajes por ellas, limitándose a mostrar las decisiones, sus consecuencias y los motivos que hay detrás. Es una serie con personajes profundos, reales, porque te explica minuciosamente por qué son profundos y por qué son reales. Y te hace amar a los personajes. Bojack es uno de los mejores personajes que he visto en ningún medio. Cuando aquí dije que Geroge R.R. Martin hacía buenos personajes, debí mencionar a Bojack también, porque está a ese nivel y quizá por encima. Es, en mi modesta opinión, una clase magistral de creación de personajes. Lo que nos lleva de vuelta al mismo sitio: decisiones. 

Bojack es tan buen personaje porque llegamos a conocerlo a un nivel al que apenas conocemos a nadie más, llegamos a repasar sus decisiones con él y los motivos que le llevaron a hacer eso. Vemos a Bojack como el ser sensible e inseguro que es, vemos la faceta que normalmente nos reservamos a nosotros mismos o a los muy allegados. La serie está claramente influenciada por el pensamiento existencialista, reflexiona una y otra vez sobre la lógica de la propia existencia, el sentido de todo esto y cómo nos comportamos nosotros en ese esquema. Y es precisamente ese planteamiento el que le da tanto peso a las elecciones. El existencialismo se centra sobremanera en la necesidad de elegir en un universo al que realmente no le importamos, y en nuestra capacidad de hacer esa elección, de tomar esa decisión. Podemos tener cientos de motivos, cientos de cargas que nos empujen a tomar una elección, pero somos nosotros, cada cual individualmente, los que tomamos esa decisión. Somos nosotros los que nos enfrentamos a las consecuencias de esa elección y somos nosotros lo que debemos aprender de nuestras elecciones, porque nadie puede elegir por nosotros. Sin un Dios, sin una fuerza suprema a la que confiar nuestra propia existencia, nosotros somos los últimos responsables de esta, los que tienen la última elección en absoluta libertad. Porque incluso cuando decidimos no decidir, ya hemos tomado una decisión. Sartre (un autor que se menciona de hecho en la serie y con el que Bojack afirma no estar de acuerdo) dijo que los hombres (las personas) estamos condenados a ser libres. Condenados a ser libres porque en última instancia no hay nadie que elija por nosotros. Somos nosotros quienes nos enfrentamos a las decisiones y quienes las tomamos, esa es la tragedia de la existencia, que nadie decide por nosotros en última instancia. 

Decidir puede llevarnos frente al vacío. Decidir es aterrador, pero estamos condenados a ello.

Ver esta serie es algo que recomiendo, y recomiendo mucho. Es una de mis series favoritas y está claramente hecha para alcanzar a nuestra generación, la que está perdida en un mundo en el que todo parece estar encontrado, la que no entiende cuál es su lugar porque el mundo cambió demasiado mientras nosotros crecíamos. Porque estando perdido no hay mejor cosa que hacer que ver como otros están perdidos a su particular modo, y sobre todo, ver cómo han llegado a estar tan perdidos. Decisiones, esa es la clave de todo. Las de otros y las propias. Quizá si volvemos atrás para ver qué decidimos y por qué aprendamos a decidir mejor en el futuro, a estar un poco menos perdidos. Mi autor existencialista favorito, Camus, definió al hombre (persona) rebelde como aquél que se atreve a decir “no”. ¿Por qué? Porque decir no es la forma más básica de tomar decisiones, decir no es la forma más básica de comenzar a construirte a ti mismo en este mundo al que realmente no le importas. Decir NO es sí decidir y decidir es a lo que estamos condenados a cambio de la libertad.

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