Ayer por la mañana entré en un supermercado. Es un supermercado grande, probablemente el más grande de todos los que tengo a distancia de un paseo y como era sábado por la mañana, el sábado por la mañana del comienzo de las vacaciones de Semana Santa para más inri, estaba lleno de gente. Mucha, mucha gente. Demasiada gente incluso. Y ahí, en mitad del vestíbulo mientras esperaba a que una señora dejase hueco para echarme gel en las manos me he dado cuenta de cuánta gente había a mi alrededor de la cual yo no sabía nada. Cientos de personas, literalmente, y ni un solo nombre propio conocido. Nadie con quien hablar sin que se hiciera raro, ninguna cara que recordara haber visto antes en otro contexto. Solo extraños, decenas y decenas de extraños. Y rodeado de personas me he dado cuenta de que estaba solo. Como no se me ocurre qué imagen poner, aquí va El Hijo del Hombre Este momento de crisis existencial ha pasado y segundos después he seguido con lo mío, pero se ha quedado de fondo en m
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