Ir al contenido principal

Sobre el aumento de población y comerse a los ricos

Hay una corriente de pensamiento, si se quiere llamar así que a mí me parece particularmente interesante. Como tiene siglos ya, ha recibido diferentes nombres y han surgido diferentes formas de tratar sus principales argumentos, además que requiere por su propia condición el ser renovada constantemente. Su idea principal y más relevante (probablemente) sea la de que el planeta no puede sostener una población humana tan grande como la actual o como la que se prevee para las próximas décadas. Esto, en principio, es lógico. Lo que tiende a ser menos lógico son las soluciones que se proponen para arreglarlo.

Empecemos por el principio: vivimos en un planeta finito y evidentemente con recursos que en algún momento se acabarán no se puede sostener una población creciendo para siempre. Eso está claro. Ahora mismo la humanidad en su conjunto es una población enorme que invade constantemente nichos ecológicos para conseguir recursos. Eso también está claro. La actividad humana está generando una tremenda huella en el planeta y en prácticamente todos sus ecosistemas, interfiriendo incluso con sistemas naturales globales. Esto está claro también (aunque haya muchos que digan que no). La solución pasa por empezar a matar gente para reducir tanto el consumo como la población. Eso está ya menos claro. 


¿Es matar a un montón de gente la solución? Es una solución, pero como con Thanos en Endgame, sería solo una solución temporal. Aunque cortes la población a la mitad, lo más probable es que siga aumentando hasta los mismos niveles actuales, únicamente que tardando un poco más. Y la idea de un genocidio cada pocas generaciones, aunque bastante interesante para algún tipo de novela distópica, no es muy allá en la vida real. Además, casualmente se suele referir este genocidio hacia los llamados países en vías de desarrollo, porque como tales, tienen diagramas de población en forma de pirámide, es decir, que tienen muchos hijos por cada persona, no como en el civilizado y avanzado occidente, que tenemos pirámides invertidas. Claro, es fácil de decir teniendo en cuenta que nosotros ya pasamos en su momento por los procesos de desarrollo poblacional que nos han permitido llegar a donde estamos y ahora no somos, ni mucho menos, un peligro en lo que a alcanzar altos niveles de población se refiere. ¿Pero los pobres? Esos sí, que tienen muchísimos hijos. Además, los países en vías de desarrollo son los que más contaminan y más recursos consumen. 


Esta posición es extremadamente cínica (en el mal sentido). Los países en vías de desarrollo contaminan produciendo todo lo que los países desarrollados compramos. Contaminan creando redes de transporte para traernos todas esas tonterías que necesitamos para vivir, como una camiseta para cada día de nuestra vida o los guantes que nos ponemos para recoger la basura de una playa y sentir que estamos arreglando el mundo. El mercado del mundo es global y si algo es global, no tiene la culpa solo una parte. Este concepto, que realmente existe y se estudia, se llama ecología en la sombra, y hablando mal y pronto, consiste en que determinadas partes del mundo se pueden permitir se ecológicas simplemente exportando la mayoría de los procesos contaminantes a otras partes del mundo. En total se contamina lo mismo, pero si es en la India yo puedo decir que soy muy ecológico porque el disfraz de dinosaurio que le he comprado a mi perro no se ha producido en una fábrica de aquí. Y dejando a un lado que ponerse a matar gente probablemente no sea la mejor solución, es absurdo plantearse que se debe empezar a matar gente (o a esterilizar o reducir la población con medidas gubernamentales o cualquier cosa similar) por los países del tercer mundo. Cuando los países occidentales consumamos en la misma medida que el resto pues sí, tendrá sentido. Pero teniendo en cuenta las diferencias en consumo en los diferentes hemisferios, pues como que no la tiene mucho. Por decirlo claro, cepillarse al 50% más rico tiene muchísimo más impacto que cepillarse al 50% más pobre. Hay que empezar a podar por arriba. Cualquier intención de empezar a ajustar por los que menos consumen descubre básicamente una motivación para hacer desaparecer a los pobres, que es una de las críticas más repetidas a estas ideologías. Y no, evidentemente hacer desaparecer a los pobres no es la estrategia más óptima, al menos por cabeza cortada. Un meme famoso de internet dice que deberíamos comernos a los ricos, porque así solucionamos tanto el hambre como otros de los problemas del capitalismo. No es mala idea, al menos desde el punto de vista del ecofascismo y otras cosas similares. Desde luego lo que está claro es que comerse a los pobres, aunque sea una solución que muchos de los que no son pobres defenderían, no es una idea realmente útil. Es mucho más útil comerse a los ricos. Porque en mundo en el que la gente que vive en los países ricos consume varias veces más que los que viven en países pobres, pero el problema está en asumir que muchos de nosotros somos ricos, al menos en términos relativos. Y a nosotros también nos querrán comer.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Delibes y reirse de la muerte

Ayer fui al teatro a ver Señora de rojo sobre fondo gris . Puede sonar como una obra indie o alternativa, pero es una adaptación de la novela de Miguel Delibes del mismo nombre. Y aunque las comparaciones sean odiosas, creo que en este caso compararla con Cinco horas con Mario , que casualmente es la última obra que he visto antes que esta es ser bastante justos. Comencemos por el principio. Tanto Señora de rojo sobre fondo gris como Cinco horas con Mario están producidas por la misma compañía, Sabre Producciones y en la adaptación de su guión ha participado José Sámano, siendo también director de la primera. Además, las dos obras tienen un perfil muy similar, ya que ambas son monólogos de personajes que han perdido a su cónyuge recientemente, interpretado el protagonista y único personaje en el caso de Señora de rojo por José Sacristán y por Lola Herrera en el caso de Cinco horas . Ambos, actriz y actor, hacen un papel magnífico, siendo además los personajes del mismo escritor

Votar o no votar: ¿A quién debemos regalar nuestro voto?

¡Elecciones, elecciones! Estamos a menos de un mes de las primeras y por si eso no resultase suficientemente saturador con la precampaña, la campaña, los medios de comunicación con ello todo el día, Cataluña, Venezuela, ignorar lo que hace falta ignorar y todo eso, en Mayo tenemos una triple ración de elecciones (autonómicas, municipales y europeas). Nos esperan dos meses como para irse a vivir a una isla desierta para no votar a nadie.  Imagen sacada de El Sol Ácrata Pero vamos a lo que nos ocupa: la abstención, o mejor dicho, la abstención voluntaria. Yo soy una persona interesada en la política que ha votado siempre que ha tenido ocasión, llegando al punto de solicitar el voto por correo en las últimas generales por no poder votar físicamente el día de las elecciones. No recuerdo exactamente en cuantas elecciones he tenido derecho a voto, al menos en una europeas (en las que voté a Podemos, todos nos equivocamos cuando somos jóvenes), unas generales (las del voto por correo,

Piedras a la policía (el Orgullo vendido al capitalismo I)

El año pasado se cumplieron 50 años de Mayo del 68, el último gran movimiento social occidental (al menos del S. XX). Un año y un mes después se cumplen 50 años de otro movimiento social que sirvió para que muchos y muchas pudieran ser ellos mismos. Este año se cumplen 50 años de Stonewall. No te sorprendas si no te suena porque aquí en España al menos era algo relativamente poco conocido entre los ajenos a la comunidad LGTB, pero Stonewall fue el principio de todo. No tengo intención de sentar cátedra sobre lo que ocurrió allí, sus repercusiones o lo que llevó a ello, basta decir que fue la primera vez que las identidades LGTB se alzaron orgullosas de sí mismas para reclamar un puesto en la sociedad. Fue el origen del Orgullo. El Orgullo, esa fiesta criticada desde los sectores conservadores de la sociedad, que Vox ha querido sacar del centro de Madrid , que para los que nunca han estado y son fácilmente alarmables es básicamente una gigantesca orgía y que ha servido como pla