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Davíd Suárez, eres retrasado



Lo primero es empezar dando un poco de contexto: un tipo llamado David Suárez, cómico, creador de una webserie famosa hace unos años llamada Vincent Finch y que se ha dedicado a participar en varios programas de televisión privada para Atresmedia y que ahora trabajaba para Vodafone Yu, puso un tuit con la evidente intención de que resultara especialmente ofensivo para bastante gente (por si resulta que lo ha borrado o se lo han borrado adjunto imagen junto con el enlace al tuit original):

https://twitter.com/DavidSuarez_V/status/1118813887011393541


Está bastante claro en mi opinión que es un tuit que no busca el humor, busca la ofensa más directa y poco sutil posible, sobre todo si se tiene en cuenta que este señor hace un show llamado “Tanta tolerancia me está ofendiendo”. Como tiende a ocurrir cada vez más, han saltado decenas y decenas de personas (el tuit original tiene al comenzar a escribir esto 1.800 respuestas y 4 días después más de 8.000) a dar su opinión, tanto llamando de todo al posteador original y a quienes lo siguen como defendiéndole a ultranza. Hoy se ha conocido la noticia de que toda esta presión en redes sociales ha hecho que David Suárez acabe despedido y de una forma bastante tajante, queriendo Vodafone desmarcarse totalmente de él.



No deja de resultar curioso que una empresa que concentra casi la mitad de denuncias de consumidores contra empresas de telecomunicaciones se pongan de repente tan serios con su propia imagen. Está claro que a Vodafone le dan igual los colectivos vulnerables y las posibles faltas al honor, porque no es el primer tuit del estilo que pone este hombre, pero sí es el primero que se hace realmente viral. En menos de 5 minutos en su perfil puedes encontrar otros más de un tuit más o menos parecido de ofensivo y todos con diversas temáticas del humor negro. 






¿Por qué ahora Vodafone? Porque da muy mala imagen tener a alguien que haga esos chistes y que lo sepa todo el mundo, no solo a los que les parece bien. 

Yo, por mi parte, estoy perfectamente con el humor negro, es más, es un tipo de humor que me gusta bastante y que para mi desgracia está volviéndose mainstream. ¿Por qué para mi desgracia? Porque las empresas han visto que es un producto que se consume muy bien, pero obviamente no les interesa el humor por el humor, si no como producto. Y no solo a las empresas, también a los cómicos. Un ejemplo claro de esto es David Broncano, que se hizo famoso por hacer un humor “sin límites” y que ahora utiliza en su programa “La Resistenca” de Movistar+ y que reculó como solo lo puede hacer alguien cuyo interés es el dinero cuando Movistar retiró el monólogo de uno de sus colaboradores por un chiste sobre las víctimas de ETA. Broncano asegura que siempre han hecho humos negro y sin límites sobre muchos temas, pero no hay asomo de queja ante el hecho de que les han censurado por un chiste (que bueno, la AVT tiene un historial considerable en este tipo de situaciones). Es, en mi opinión, un claro ejemplo de que en realidad no defiende el humor sin límites, sino el humor hacia algunos que queda transgresor pero que nada más. Es humor negro plano, de ofensa por ofensa, sin intención tras eso.



Entonces, ¿qué pasa con el humor? Pues que como todo, depende de si nos viene bien o no a nosotros para quejarnos o no. Por hacer una comparación rápida, hace unas semanas se convirtió en meme en Twitter decir “Cepeda Calvo”, adjuntar imágenes, citar tuits de Cepeda con ello y cosas del estilo. El principal damnificado se quejó de lo que le molestaba el meme (aunque terminó haciendo lo lógico que era aceptarlo y ya está) y desde ese momento pasó de ser un meme a prácticamente una campaña de acoso de cientos de usuarios. Reconozco que yo seguí la broma porque me hacía bastante gracia y aun hoy en día hago de vez en cuando referencias a ello, peor mi pregunta es la siguiente: ¿es más legítimo el Cepeda Calvo que los chistes sobre Síndrome de Down? De primeras puedes decir que sí, y de hecho apenas hubo personas que se quejasen de lo de Cepeda Calvo fuera de las (y los) “Cepediers”, pero la cosa se vuelve complicada cuando pasamos a analizar la situación desde un asepticismo figurado: el Cepeda Calvo iba claramente dirigido a un individuo concreto que ya había declarado sentirse molesto por ello, mientras que el chiste de David Suárez no va dirigido contra nadie concreto (porque supongo que es una situación ficticia), sino contra un individuo figurado perteneciente a un colectivo socialmente discriminado. Aquí debemos preguntarnos varias cosas, la primera ¿es el daño moral figurado (al colectivo de Síndrome de Down) más importante que el daño moral concreto (a Cepeda)?, que va de la mano de: ¿es el daño moral más por un (1) tuit especialmente ofensivo que por cientos o miles de tuits menos ofensivos? Yo en ambos casos creo que no, pero claro, hay que tener en cuenta el factor de la escala social donde Cepeda está arriba y el colectivo de Síndrome de Down abajo, de lo que surge otra pregunta: ¿el humor siempre horizontal y hacia arriba? Desde luego socialmente parece bastante mejor aceptado e incluso gratificado el humor hacia arriba o como mucho hacia los lados, es lógico, parece una especia de revancha contra alguien en una posición mejor, Ana Botín vende hipotecas abusivas, pero por lo menos nos podemos reír de ella. Yo creo que este debate tiene que ver con la forma de entender el mundo, porque no, el humor en tanto que es una producción cultural no está exento de ideología ni de carga moral, eso hay que tenerlo claro, pero al igual que con otras producciones culturales, el humor puede servir de herramienta y las situaciones más grotescas pueden servir de denuncia. 

¿Es el humor negro nocivo o malo per sé? Ni mucho menos, pero hay que hacerlo bien. De esto hay ejemplos muy buenos en monólogos de George Carlin, por ejemplo, pero aún mal hecho el humor negro tiene la virtud de al menos recordarnos que hay situaciones invisibilizadas en nuestro día a día , y aunque los que lo utilizan no quieran, puede convertirse en una herramienta poderosa, porque desde luego lo que tengo claro es que en este mundo nadie parece acordarse de algunos colectivos oprimidos a no ser que tenga alguna relación personal con ellos o a no ser que alguien haga un chiste sobre ellos. Y si a la vez que visibilizamos un colectivo no reímos, pues eso que nos llevamos.

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