Uno de los problemas subyacentes de esta nuestra sociedad es que muchas veces somos incapaces de reconocer los males que la aquejan, máxime cuando es algo tan terrible como el racismo. Pero lo cierto es que pese a lo que podamos intentar hacernos creer a nosotros mismos, vivimos en una sociedad racista. Y los que peor parte se llevan de ella, generalmente, es el Pueblo Gitano.
Porque nos gusta mucho creer que somos una sociedad abierta que acepta a todo el mundo y nos enorgullecemos cuando aparecemos en los rankings de países más tolerantes con las personas LGTB o con los inmigrantes, pero a pie de calle las cosas son distintas que en las estadísticas. A pie de calle los crímenes de odio crecen año a año y cada vez es más común ver en las noticias o en las redes sociales personas denunciando ser víctimas de ataques racistas u homófobos.
Un ejemplo brutalmente duro ha sido lo ocurrido en Peal de Becerro, en Jaén. En este pueblo, un homicidio cometido por un gitano ha servido como excusa para que los vecinos den rienda suelta a sus impulsos racistas y ataquen a cualquier gitano del pueblo, llegando incluso a quemar algunas de sus casas. Gitanos que nada tuvieron que ver con el incidente original en muchos casos, cabe remarcar. ¿Hubiera ocurrido lo mismo si el homicidio lo hubiera cometido un payo? No lo creo, pero en el caso del Pueblo Gitano, nos parece un grupo monolítico completamente relacionado entre sí, sin tener en cuenta que, como en todas partes, los grupos que comparten características están divididos a su vez en familias, amistades, conocidos, desconocidos, gente de la que solo has oído hablar y demás, y no son un grupo completamente cohesionado, eso es solo la idea racista que tenemos desde fuera.
Pero es que tenemos un problema en lo que respecta también a la representación del Pueblo Gitano en los medios de comunicación, que generalmente son utilizados para generar miedo, aprovechando el poso racista que ya existe o son caricaturizados hasta el extremo en una suerte de reality shows al estilo de Callejeros, que sirven para hacer de una parte el todo. Así se forma una imagen que como mínimo es una distorsión de la realidad, una imagen falsa que se comparte entre la mayoría de la sociedad y que es abiertamente nociva para el Pueblo Gitano. Por ello, debemos acabar con esa imagen, y una cosa que podemos hacer para irnos despidiendo de estas ideas racistas que tenemos sobre el Pueblo Gitano (y otros grupos) es escucharles directamente, oír lo que tienen que decir, sus argumentos y juzgar a partir de un conocimiento de primera mano, que puede sorprender por su variedad y enfoque. Porque gitanos y gitanas hay de todos los tipos, desde conservadores retrógrados a feministas progresistas, pasando por todo lo que hay en medio, como en cualquier otro grupo de personas.
Cabe decir que esta entrada trata sobre los gitanos porque lo acontecido en Peal del Becerro me ha sorprendido lo suficiente como para incitarme a escribirla, pero lo cierto es que el Pueblo Gitano, si bien está entre los más afectados por el racismo tanto institucional como personal a lo largo de los siglos y hoy en día, no es el único colectivo que sufre esta discriminación, ya que los inmigrantes africanos, por ejemplo, la sufren también. ¿O es que acaso no hemos aceptado unos cuantos refugiados ucranianos en cuestión de semanas mientras dejamos a refugiados más morenos de piel morirse en pateras o ahogarse en Tarajal?
Y es que lo cierto es que somos una sociedad más racista de lo que parece y nos gusta creer, y más machista, y más homófoba, y más tránsfoba y más todo. Debemos dejar de confundir estar mejor que otros países con estar bien y trabajar no sólo para mejorar respecto a otros lugares, sino respecto a nosotros mismos también.
Ayer fui al teatro a ver Señora de rojo sobre fondo gris . Puede sonar como una obra indie o alternativa, pero es una adaptación de la novela de Miguel Delibes del mismo nombre. Y aunque las comparaciones sean odiosas, creo que en este caso compararla con Cinco horas con Mario , que casualmente es la última obra que he visto antes que esta es ser bastante justos. Comencemos por el principio. Tanto Señora de rojo sobre fondo gris como Cinco horas con Mario están producidas por la misma compañía, Sabre Producciones y en la adaptación de su guión ha participado José Sámano, siendo también director de la primera. Además, las dos obras tienen un perfil muy similar, ya que ambas son monólogos de personajes que han perdido a su cónyuge recientemente, interpretado el protagonista y único personaje en el caso de Señora de rojo por José Sacristán y por Lola Herrera en el caso de Cinco horas . Ambos, actriz y actor, hacen un papel magnífico, siendo además los personajes del mismo escritor
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