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Contra la libertad III: socialdemocracia

Como uno a veces se cansa de que le acusen de que va de un palo concreto y también resulta aburrido caerle mal solo a una parte de la población, he decidido seguir con esto de los artículos sobre el significado de la libertad hasta dar toda la vuelta al espectro político, es decir, que me quedan otros tres contando con este. Hoy empezamos a acercarnos a posturas más moderadas y de “centro”, porque hoy toca meterse con la socialdemocracia. 

¿Y qué es la socialdemocracia? Pues como uno es tirando a radical, bajo ese paraguas he decidido juntar todas las tendencias políticas abiertamente moderadas y que buscan un estado potente pero dejando espacio de sobra a las empresas privadas para que funcionen. La colaboración público-privada que tan famosa se ha hecho últimamente, vamos. Para que este término lo acoja, una posición política debe buscar una suerte de equilibrio entre las fuerzas públicas (por ejemplo, el estado del bienestar con sanidad pública, etc.) y las fuerzas privadas (por ejemplo algunas privatizaciones de servicios más o menos esenciales), además de, y esto es muy importante, defender el sistema actual como lo mejor a lo que se puede aspirar (y en esto entra las democracias liberales, la Unión Europea, la Transición y todas esas cosas). Según esto la mayoría de partidos en gobiernos europeos entrarían aquí y la grandísima mayoría de partidos políticos en las oposiciones europeas también (quitando los partidos de la ultraderecha populista y los partidos comunistas). ¿Entendido? Lo que viene a ser el centro político de los últimos cincuenta años. 

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Pedro Sánchez, ejemplo de político socialdemócrata

¿Y qué idea de libertad tienen estas corrientes políticas? Pues, como en el liberalismo, hay muchas variantes dentro de este paraguas, tanto más de izquierdas como más de derechas, algunas que se acercan un poco a la ultraderecha populista (es una estrategia política que hoy por hoy funciona bastante bien) y otras que se acercan un poco a la izquierda autoritaria (que ya trataré más adelante), pero podemos considerar que los dirigentes de los cuatro partidos políticos más relevantes dentro de esta rama en España (PSOE, UP, PP y C’s) probablemente sirvan para hacer un buen resumen. Por lo tanto, a buscar en Twitter. (Las búsquedas son: @sanchezcastejon, @pablocasado_, @inesarrimadas y @pabloiglesias

Se puede observar, casualmente, que ninguno de estos ejemplos, exceptuando los que intentan copiar estrategias de la derecha populista (ejem, Pablo Casado, ejem), utiliza el concepto de libertad como un posesivo, pero tampoco es algo que intente definir concretamente. Al contrario que la ultraderecha, que trataba la libertad como algo suyo propio que deben defender por todos los medios (y al igual que los liberales, de donde sale originalmente este discurso), los socialdemócratas consideran que se debe defender la libertad de todos, la LIBERTAD, con mayúsculas. Y, también al contrario que la ultraderecha, concibe la libertad por algo por lo que se debe luchar hasta alcanzar, en lugar que algo que se debe defender porque nos la intentan quitar. Hay también dos tendencias fundamentales dentro de esta lucha por la libertad, de las que todos se hacen eco. 

  1. La libertad es algo que se puede conseguir mediante la legalidad vigente y la democracia actual 

  2. La libertad tiene mártires y estos deben ser recordados e idolatrados (o casi) 

Empecemos por el primer punto: la legalidad como sinónimo de libertad. El discurso se centra siempre en que lo único que puede garantizar la libertad es un estado de derecho fuerte basado en la constitución y en la colaboración europea a través de la unión y sus instituciones. En muchos casos opinan que parte de esa legalidad está mal y es perjudicial o tiene restos que huelen mal, pero consideran que es posible parchear todo eso con las propias herramientas que la legalidad vigente te da. Nunca se habla de reformas profundas y sistemáticas y se huye como de la peste de cualquier cosa que intente cambiar los pilares de la “democracia”. 

Elecciones: mitin de Carmen Calvo en Calvià
Gobierno= España, eslogan de campaña política

Contra la legalidad como libertad hay ya muchos argumentos dados, por ejemplo el que la esclavitud fue algo legal, el quid de la cuestión está en atacar la idea de que la democracia actual tiene suficiente calado como para evitar que barbaridades que han sido legales en otro momento lo sean ahora. Para eso no hace falta irse muy lejos, ahí tenemos los ejemplos, en la calle. La legalidad actual permite desahucios por bancos con cientos de pisos vacíos. La legalidad actual prohíbe satirizar a la figura del jefe de estado en la portada de una revista (que se lo digan a El Jueves), la legalidad actual permite que crímenes de un régimen dictatorial pasen impunes, la legalidad actual permite a cuerpos policiales utilizar la fuerza contra sus propios ciudadanos por intentar votar en un referéndum no vinculante, la legalidad actual permite que los partidos corruptos se sostengan entre sí en el poder, la legalidad actual permite muchas, muchas cosas que atentan directamente contra libertades individuales y que ni siquiera causan un perjuicio real a nadie. Como siempre, parece que la idea de libertad sinónimo de legalidad conviene únicamente a los que la defienden (que, casualmente, es la conclusión lógica de toda esta serie de artículos). En resumen, que la legalidad actual no es libertad, es más, ni se acerca. 

El segundo punto, del que quería hablar porque me da la sensación de que en el primero me estoy repitiendo, es algo que siempre me ha resultado chocante. Sí, todas las ideologías políticas tienen sus propios mártires y en muchas se idolatra su obra y vida como un santo de la iglesia católica (A Durruti se le llama el santo laico, por ejemplo). Pero en la mayoría de casos hay una base real sobre la que idolatrar, en estos mártires de la libertad realmente no hay nada más que gente jodida porque alguien decidió que les iba a joder. ¿Qué tienen de héroes de la libertad las víctimas de ETA? ¿Qué tienen de heroínas las 13 Rosas? Que alguien te coja por tus ideas políticas y te mate no te hace un héroe de la libertad, te hace una víctima de las ideas de otro. Nada más. Además, en muchos casos las personas que eligen como ejemplos y mártires probablemente se riesen de ellos por moderados. ¿Alguien imagina a Miguel Hernández considerando a UP revolucionario? ¿A los curas que mataron en la Guerra Civil considerando al PP defensor de las ideas cristianas? ¿A Pablo Iglesias Posse considerando a Pedro Sánchez un digno sucesor? ¿De verdad? Yo veo más un intento de maquillar la imagen propia a través de mitos para dar la sensación de que uno es heredero de ciertas ideas, cuando lo cierto es que la mayoría de esas ideas quemarían hasta los cimientos el sistema en el que la socialdemocracia se asienta. 

PODEMOS on Twitter: "Hoy, hace 108 años, nació Miguel Hernández, uno de los  grandes poetas de España. Un fiel defensor de la República que murió en una  cárcel del franquismo. ✊Es nuestro
Ejemplo de la utilización de la figura de Miguel Hernández por UP

En resumen, de la socialdemocracia no hay mucho que hablar porque realmente es un batido de ideas y tendencias políticas más radicales pasado por la batidora de la moderación y la democracia actual y, pese a que es la tendencia política mayoritaria en buena parte del mundo, no deja de ser algo aburrido, descafeinado y vacío. Libertad sí, pero solo para los que no pretenden cambiar nada. Ley y civilización son libertad, lo demás es barbarie. Tibieza y cobardía a partes iguales.

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