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Leer a Kafka contra su voluntad

Franz Kafka es uno de los escritores más importantes del siglo pasado y probablemente lo sea de toda la historia. Y sin embargo, sus novelas, El Proceso y El Castillo , consideradas ambas obras maestras no se publicaron en vida. Cuando Kafka murió no había querido o podido finalizar ninguna de las dos y tenía una importante convicción de que ninguna de las dos debería llegar al público. Confió a sus amigos los textos que había escrito con una abierta intención de que se destruyeran tras su fallecimiento. Y Max Brod, uno de sus amigos más cercanos, decidió no hacer caso a sus últimas voluntades y publicarlo todo, incluyendo algunos pequeños cambios y ordenando muchos textos de forma algo arbitraria, cambiando profundamente la intención original de muchos de ellos. ¿Fué este acto una traición a un amigo o un regalo a la humanidad? Max Brod y Kafka A toro pasado es evidente para muchos lectores que Kafka tenía algo especial, algo que no se encuentra en la mayoría de personas. Opinar sobr
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Bibliotecas: control y la idea de control

Las bibliotecas, aunque son públicas, requieren de ciertas medidas para que algunas personas no se aprovechen demasiado de algo que la mayoría disfruta cuanto mejor funcione. Mayormente por eso tienen arcos magnéticos en las salidas y es necesario que un trabajador desactive la alarma antes de poder llevarte lo que sea que quieras. Esto lo sé de primera mano, porque yo soy uno de esos trabajadores. Y voy a compartir un pequeño secreto del gremio: los sistemas antirrobo fallan y muchos de los documentos ni siquiera tienen puesta la tira magnética porque son muy caras. Y sin embargo, yo paso todos los documentos que presto por la máquina que los desmagnetiza, aunque muchas veces no sirve literalmente de nada. La verdad sea dicha, no recuerdo que nadie me dijera directamente que lo hiciera, es más algo que hago por costumbre, facilitarme un poco el trabajo y vicios que he ido cogiendo. Pensar qué o qué no tengo que pasar por el imán me lleva más tiempo que simplemente pasarlo todo. Además

Cómo volar un oleoducto y la acción individual

No es fácil para alguien como yo, interesado en política y con ganas de pasar a la acción pero fuertemente en contra de las organizaciones por muy horizontales que estas digan ser (tengo pensado hablar sobre ello), encontrar libros que hablen de cómo tener algo de peso en respuesta a un problema político. Generalmente se hace tanto hincapié en la organización política que se atomiza al individuo hasta dar la sensación de que por su cuenta no pueden hacer nada, llevando a una especie de secuestro político en la organización o bien a la desidia de quienes (por lo que sea) no quieren o pueden organizarse. He estado últimamente leyendo mucho al respecto del cambio climático, la lucha contra este y los modelos de organización que serían necesarios para enfrentarlo y (lógicamente) todo se enfoca desde una perspectiva organizada en grandes grupos. Sin embargo, hace no mucho encontré un libro que, si bien habla de cómo la organización conjunta es un buen arma contra el capitalismo, las empresa

Romance del Raposo

Durante estas últimas semanas he estado leyendo poesía. Es decir, ya leía poesía de antes, pero estas últimas semanas me he puesto a hacerlo casi en exclusiva. Y me he puesto a hacerlo porque quería empezar a escribir poesía. Ya lo había intentado alguna vez, pero nunca me había gustado demasiado el resultado. Como suelo hacer, quise reinventar la rueda sin siquiera entender cómo funcionaba y me salió algo bastante lamentable. Ahora he decidido tomármelo con más calma, de una forma más metódica. Esto significa que quiero intentar aprender copiando a otros hasta encontrar el estilo con el que me siento cómodo. No hay demasiados poetas por los que podría haber empezado, primero porque aunque me gusta leer poesía me cuesta hacer que resuene en mí y segundo porque lo lógico es empezar por las formas más sencillas de poesía. Tengo todo lo que estudié en el instituto al respecto bastante oxidado y he tenido que reconstruirlo poco a poco, pero a base de prueba y error y de leer bastante, he l

El Estado e Israel

A la vista de los acontecimientos recientes se han acallado las bromas sobre la legitimidad de Israel o incluso sobre su existencia. Todos nos hemos dado cuenta de que más allá de nuestra opinión al respecto, Israel tiene la capacidad militar y logística para llevar a cabo un exterminio de la población Palestina. Y es que en la época globalizada que nos ha tocado vivir ya no hace falta únicamente el monopolio de la violencia para formar un estado, no, hace falta que la comunidad internacional lo reconozca como tal. E Israel, queramos o no y nos guste más o menos, está reconocido como tal por al menos la parte occidental de la comunidad internacional. Decir que es ilegítimo o que no existe únicamente nos sirve para alejarnos de la verdadera problemática. Fronteras de 1967 La base de un estado es la violencia, no únicamente en el monopolio de la misma dentro de su territorio, si no su fuerza fundacional. Todos los estados del mundo están fundados sobre la violencia de un grupo hacia otro

Entendiendo a Hamás

Hamás es un movimiento político, militar y religioso que aboga por una palestina árabe y lucha contra el estado de Israel. La parte del mundo que generalmente se conoce como “occidente” los considera una organización terrorista, mientras que la otra parte del mundo, generalmente, los considera un movimiento de liberación nacional. Como en la mayoría de los casos, considerarlos de los buenos o de los malos depende de las necesidades geopolíticas de cada país y no de lo que hagan o dejen de hacer. Hamás está muy lejos de ser el tipo de movimiento que yo apoyo. De hecho, dos de sus bases son ideas que para mí no sólo son completamente ajenas, si no que son activamente repelentes: el nacionalismo y el islamismo. Sin embargo, ambas cosas son, puestas en su contexto, algo que puedo entender. La esperanza de cualquier pueblo del mundo es gobernarse a sí mismo, erigirse en nación propia y elevar sus costumbres al rango de ley. No lo comparto, pero lo entiendo como objetivo político. El islamis

Cansancio y pesisimismo

Me gustaría escribir sobre lo que está pasando, pero estoy demasiado cansado. No tengo la fuerza emocional suficiente como para preocuparme de esto de la forma que me gustaría. Simplemente llevamos demasiados muertos seguidos a nuestras espaldas. Demasiadas masacres. Estoy cansando, muy cansando, de levantarme cada día y encontrar una terrible noticia tras otra, una muestra de brutalidad tras otra, una razón más para la misantropía tras otra. Siento, y puede que no sea el único, una sensación de alienación respecto a la especie humana. No consigo identificarme con esos seres que perpetran barbaridades sin que les quite el sueño. Algo no cuadra. No podemos ser iguales. O ellos o yo no somos humanos. Los que vienen van a ser días, semanas, meses y años oscuros. Es probable que todas las barbaridades que estamos viendo solo vayan a más conforme la década avance. El sistema político internacional se sostiene por unas cuerdas que con el tiempo se han podrido y empiezan a deshilacharse. Cada

Misantropía y trabajo de cara al público

En esta vida hay algunas contradicciones que te vienen impuestas por circunstancias fuera de tu control. Ser comunista y vivir en el capitalismo es un ejemplo flagrante, pero hoy vengo a hablar de otro, uno que me toca de cerca incluso más: ser un misántropo y trabajar de cara al público. Porque sí, yo me considero a mí mismo un misántropo. Quizá uno suave, pero misántropo al fin y al cabo. No me gustan nada las personas, así como concepto. No sé si se puede decir que las odio, pero desde luego no las tengo aprecio. Y por cosas de la vida, me encuentro trabajando de cara al público, teniendo que relacionarme con al menos una decena de personas nueva cada día. Y es verdad que como en todas partes, hay de todo. Hay gente a la que puedes soportar sin problema porque son muy majos, gente absolutamente repelente y todo lo que queda en medio. Sin embargo, ocurre algo curioso. Y es que mi relación con estas personas podría considerarse algo institucional, con mediación de una situación social

La derecha y la hegemonía cultural

Bueno, ya hemos parado al fascismo. Y ahora, ¿qué? Es indudable que VOX se ha llevado una tremenda hostia electoral, pero, ¿es eso suficiente? Electoralmente han perdido fuelle, pero, ¿lo han perdido en la calle? En lo que es la batalla cultural, van ganando. Quizá no de goleada, porque se ha conseguido que haya una asociación general de la extrema derecha con algo negativo, al igual que ellos hicieron con la extrema izquierda, pero aun así tienen fuerza. Entre las generaciones más jóvenes, la rebeldía (que es en buena medida lo que las define, que para eso son jóvenes), se asocia a la extrema derecha y sus comportamientos, especialmente entre los hombres cisheteros (que son los más beneficiados). Gramsci, el filósofo de cabecera de cualquier analista político que quiera creerse más listo de lo que es, definió el concepto de “hegemonía cultural”, es decir, una dominación cultural de una ideología concreta. Y, para muchos, esta hegemonía cultural la tiene ahora mismo la derecha o la ext

Normalicemos la barbarie

Estos últimos días las redes han estado a tope con la noticia de que el submarino en el que cinco ricos iban a ver el pecio del Titanic se ha hundido. Ha habido muchos chistes al respecto, porque con estas cosas siempre hay chistes, lo que ha creado a su vez dos debates paralelos: uno sobre los límites del humor (este es cíclico, sobre todo en twitter) y otro sobre la importancia que se le da a esta tragedia. El primero de los debates es uno de esos que son interminables porque todas las partes enfrentadas tienen la sensación de estar en el lado correcto de la historia y realmente nadie quiere cambiar de opinión, y al segundo le pasa tres cuartas partes de lo mismo (porque al fin y al cabo es un debate en redes) pero con la superioridad moral multiplicada a la enésima, porque en él se habla de vidas humanas.   El submarino irónicamente llamado Titan Por un lado tenemos a los defensores del humor negro haciendo chistes sobre la horrible muerte (que luego no parece haber sido tan horribl